lunes, 19 de abril de 2010

Estando en sintonía

En esta ocasión quiero compartir otro de mis relatos de valentía, los que demuestran mi temple y dureza ante el malvado enemigo.

Hace poco tiempo, mejor dicho, unos pocos años, había mandado a una mujer de avanzada edad que no disponía del dinero suficiente para contribuir con el diezmo a predicar a la calle, para obtener algo de limosna y dármelo como paga - para que vean que soy un hombre piadoso capaz de perdonar a la inmunda y miserable anciana -. Entonces, mientras se encontraba caminando por las calles del oeste del Gran Buenos Aires, divisó a dos jóvenes arruinando sus vidas con alcohol en una transitada esquina. Inmeditamente, la noble hembra cruzó la calle y con su botella de ron bendito los roció para santificarlos, e intentó dialogar con los herejes.

- Llevan cruces, veo que estamos en sintonía. Exclamó la sucia fémina al verles cargar crucifijos.
- Seeh. Respondió uno de ellos. Segundos más tarde, la mujerzuela en Cristo le observó una cruz invertida a uno de los adolescentes, y acto seguido, comenzó a gritar como orangután depilándose el pubis con un rastrillo de color verde, y soltando más y más chorros de su ron bendito, para prender un fósforo a los pocos segundos y arrojárselos. Sin embargo, los herejes inmundos estaban protegidos por el poder oscuro, lo cual hizo que las llamas los rodearan sin más, por lo que la mujer, traicionera como su estirpe, huyó corriendo habiéndose bebido el ron a priori, y cuando llegó totalmente asustada y humedecida al templo, le partí mi palo sagrado de hierro en la cabeza, y fui como el macho que soy, a buscar a los herejes asquerosos.

Los encontré en el mismo lugar que la mujer me había comentado, y lo único que supe hacer fue, echarles agua y fideos mágicos glorificados por el Señor.

Los animales antropoides se convirtieron en las bestias que eran, y luego de haber caído rendido por el oscuro poder desperté entre sábanas de terciopelo con mis monaguillas. Evidentemente el Señor me había llevado hasta allí para luego de un beso en la pancita despertarme.

Bendiciones.

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